Hoy os voy a hablar de dos seres enigmáticos y en cierto modo atrayentes, pues ¿quién no se ha quedado mirando alguna vez a la superficie del agua preguntándose qué habrá debajo que nuestra vista no puede alcanzar?
Las aguas clásicas albergan a las consabidas sirenas, mientras que en las aguas japonesas se esconden los temibles kappas.
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Reproducción fantástica de un kappa |
Ambas son criaturas
mitológicas que comparten varios aspectos. El primero de ellos es su hábitat
acuático: las primeras habitan en el mar, mientras que los segundos en los ríos
y las lagunas de Japón. Al igual que las sirenas, los kappa forman parte de la
criptozoología, ya que en supuestas ocasiones se dice que han sido divisados.
En la apariencia sí difieren, aunque coinciden en su rareza: las sirenas, según
la iconografía más antigua, son mitad mujer, mitad ave. Entretanto, los kappa
suelen representarse como pequeños seres con forma de rana y del tamaño de un
niño. Su cara tiene aspecto de tortuga y en ocasiones se les representa con un
caparazón en la espalda. Utilizan sus extremidades con forma de aleta para
desplazarse y nadar a gran velocidad. Pero lo más interesante de los kappa es
que tienen una cavidad en la cima de sus cabezas que está llena de agua, de
donde, según la leyenda, procede toda la energía de estos seres. Si salen a la
superficie y por evaporación u otro fenómeno pierden el agua de sus cabezas,
entonces pierden sus poderes y pueden incluso llegar a morir.
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Imagen del pasaje de Odiseo y las sirenas en vasija griega |
Aun así, según la
mitología, los kappa son seres muy educados que siguen a la perfección el código
de conducta japonés. Por esto, según la tradición, para poder escapar de un
kappa solo es necesario hacer una reverencia; el kappa se verá obligado a
devolverla, dejando caer el agua de su calva y perdiendo temporalmente sus
poderes. Por el contrario, en el caso de las sirenas, no hay estratagema alguna
que permita resistirse a su canto, aunque en dos de los episodios literarios
más famosos se nos cuentan cómo dos grupos de marineros lograron escapar de las
horrendas criaturas. En la leyenda de
Jasón y los Argonautas,
los marineros se salvaron del desastre gracias a la habilidad de Orfeo, que salió
vencedor en una suerte de competición musical con ellas, de manera que éstas se
transformaron en piedra, o según otras versiones, se arrojaron al mar para darse
muerte. En el caso de la Odisea, Ulises tapó con cera los oídos de los miembros de su
tripulación para evitar que escuchasen la música de las sirenas, de manera que
no fueron sometidos a su encanto.